[Volver a Empezar]

[No lo escribí yo, lo encontré en el muro de una amiga que, a su vez, lo encontró en otro muro amigo, pero qué importa si expresa simplemente lo que significa, para muchos, volver a empezar]


Volver a empezarOtra vez. Otro café y van.... Otra vez a contar tu historia. Otra vez a escuchar la de otro. Otra piel, otro olor, otros gestos. Otra vez la ajenidad sentada enfrente tuyo. Y te preguntás si podrás volver a amar a ese extraño que ahora te pregunta si querés sentarte contra la pared o cerca de la ventana, si tomás el té con azúcar o edulcorante. Y mientras habla, tratás de amigarte con sus modales, con sus maneras, con su mirada. Y extrañás. Pero no extrañás al que se fue. Sentís nostalgia de la familiaridad, de la complicidad , de saber al otro de memoria, de no tener que preguntar , de que no haga falta responder. Y mientras él se levanta y te quedás sola un rato en la mesa te acordás de aquella familiaridad que se transformó en desamor y caés en la cuenta de que hay que empezar de nuevo. Quisieras evitar esta etapa de desconcierto, de incertidumbre y de espera. Y estás a punto de levantarte y decir que recordaste que tenías un compromiso de trabajo.Sin embargo, una fuerza más potente te lleva a intentarlo de nuevo. Porque no querés volver a empezar, pero querés volver a amar y ser amada. Y te quedás. Y cambiás la actitud y empezás a escucharlo, a encender la magia que se da cuando dos personas se descubren , cuando se muestran el alma. Y te ponés más empática, más curiosa, más atenta, más disponible .Porque entendés que el amor es eso. Un juego que empieza por la magia de las miradas y se construye poco a poco con palabras, con honestidad, con la caricia que estás dispuesta a regalar y el abrazo que estás dispuesta a sentir. Y otra vez hay esperanza. Porque la vida es eso. Barajar y dar de nuevo. Igual, pero diferente. Más crecida, más sabia, más curtida por el dolor y la experiencia. Y entonces sí. Agradecés la posibilidad que da la vida de volver a empezar, de tener otra oportunidad para ser más feliz. Y al segundo café te das cuenta de que ya sabe: cortado con leche fría y con una de azúcar. Y cerca de la ventana, donde da más el sol.




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